Se conmemoró una fecha más por la paz en el mundo. Tres palabras de las 27 letras que tiene nuestro alfabeto, tan poderosas y tan vulnerables, tan fuertes y tan frágiles. Me pregunto si algún día el ser humano tendrá la capacidad de vivir en paz.
Haciendo memoria, se acerca una fecha que parece ser que enarbola la bandera de la violencia: “dos de octubre no se olvida” con este pretexto, grupos de vándalos que no vivieron en esa fecha reviven un pasaje de los muchos que tiene la historia en México y se dedican a protagonizar actos de barbarie, destruir, agredir, dañar lo que no les pertenece, cobardes ocultos en capuchas, no muestran el rostro, como viles delincuentes, no luchan, no reclaman por algo que les pasó, solo es eso, un pretexto para delinquir, para manifestarse, muchos de ellos no tienen ni la más remota idea de lo que ocurrió aquella noche, solo siguen como enajenados algo que no está en su historia de vida.
Ahora, con los desaparecidos de Ayotzinapa se han protagonizado verdaderos actos de salvajismo por gente que ni siquiera puede ostentar el título de ser familiar de estos jóvenes desaparecidos, han agredido a gente inocente, destruido y pintarrajeado todo cuanto se les ocurre, dañado instalaciones, causando miedo, enojo, frustración al ver como también este hecho reprobable en la historia de nuestro país ha sido pretexto para cometer actos violentos y criminales. Como mexicana, como docente, lamento lo ocurrido con estos jóvenes, duele saber que cuarenta y tres vidas no regresarán jamás a sus hogares, sus padres podrán quemar el planeta entero y no tendrán más a sus hijos de regreso, pero también es ineludible no cuestionar ¿Por qué tuvo que ocurrir esta masacre? ¿Dónde estaban los jóvenes desaparecidos? Tenemos que ser objetivos y también darnos cuenta del por qué ocurrieron los hechos. Es cierto, nada justifica este crimen, tampoco nada hará que regresen, y tampoco los ciudadanos que vivimos en este México tan herido tenemos la culpa de lo que hicieron con ellos, tan solo pedimos PAZ, ¿Es mucho pedir?
Tenemos también a las llamadas feminazis que, si decimos que los hombres ejercen violencia, lo que estas mujeres hacen es un acto de salvajismo, de abuso, de brutalidad, han agredido a hombres de la tercera edad, mujeres policías, edificios públicos, destruido negocios, monumentos históricos y ¿Qué han ganado? ¿Han frenado la violencia que se vive? Muchas de estas jóvenes, igual que los casos anteriores, están en una guerra sin saber contra quién, no es su causa, no son ni siquiera familiares de las desaparecidas, asesinadas, golpeadas. Conozco a familias que han perdido a sus mujeres, hijas, hermanas, amigas y no se han unido a estas marchas, porque como bien dice una madre cuya hija fue asesinada por el marido con la peor brutalidad, “si voy a marchar, si destruyo edificios, si quemo negocios y agredo al que se me pone enfrente y hacer esto me regresa a mi hija con vida, ya hubiese acabado con el planeta entero” pero no, no habrá nada que me regrese la vida de mi hija. Todos tenemos derecho a manifestarnos, pero si lo hacemos con conocimiento de causa, respetando a los demás que ninguna culpa tienen, podremos conseguir mejores cosas. ¿Por qué no hablar con las jóvenes, con las mujeres que viven con golpeadores, a no permitir que abusen de ellas, a prepararse, a estudiar, a tomar decisiones, a vivir , que elijan como esposo, novio, amigo, a ejercer sus derechos. Exigir a las autoridades que resuelvan, que no den carpetazo a los expedientes, que ejerzan la justicia.
Hacer campañas para las niñas, que inmersas en las redes sociales realizando actividades que las ponen en la mira de los depredadores, ofreciendo datos, buscando muchas veces lo que no tienen en casa: atención, compañía, amor, es increíble mirar una plataforma tan popular en las redes y ver niñas con perfiles falsos haciendo retos, bromas, mostrándose de una manera inapropiada para llamar la atención. Requerimos que exista en las niñas, las adolescentes, las jóvenes, las mujeres la capacidad de amarse tanto que no permitan a nadie agredir y coartar sus derechos.
Quiero pensar que algún día, este país, este planeta tenga la paz que necesita para vivir en orden, en armonía, en igualdad, sin guerras, sin armas, sin mujeres violentadas, sin odios sin dolor. Para pensar que es posible la paz, empecemos por nosotros, ¿Qué hacemos por vivir en paz?
Escribe: Lorena Reséndiz