Buen miércoles tengan sus mercedes, lectoras y lectores de este espacio. Les deseo de todo corazón bienestar físico y mental, alegrías, en medio del desconcierto en que vivimos, y diez kilos de paciencia para aguantar la andanada de propaganda que están vaciándonos encima partidos y candidatos. Y se entiende, es su trabajo. Por ahí escuché ayer que las campañas federales son frías y que debemos estar preparad@s para las contiendas locales, porque esas sí se ponen muy calientes. Dice mi abuelita que se va a lanzar a todas las farmacias a buscar aquella histórica pomada que a much@s nos aplicaron de niños cuando sufríamos una quemada. Se llamaba Picrato de Butesín; era súper efectiva y muy barata. Nunca he vuelto a ver un tubo de dicha medicina, pero allá en Argentina escuché hablar del Pancután, durante el Festival poético de Rosario, es que hablando sin parar muchos se queman. Por cierto: que duro les está yendo a las y los argentinos con su presidente Javier Milei.
Y hablando de sufrimiento: mi abuelita se enfermó y hubo que conseguirle boldo (no hay Magneboldina en ninguna farmacia). El hecho fue que se puso a seguir la marcha del 8M en distintas redes sociales hasta que llegó a Zacatecas, sitio en el cual los Monreal han sentado sus reales gobernando por turno, los hermanos y allegados; no por nepotismo, como usted malamente pensará, sino porque desde pequeños y ante la necesidad, Ricardo prometió hacerse cargo de sus hermanos para que nada les faltara. La proposición es “hay que tener todo lo que se necesite, no importando que se deba todo lo que se tiene”. Por eso los tiernos policías estatales la agarraron a toletazos, jalones y arrastradas por el piso contra las mujeres que se manifestaban por el Día Internacional de las mismas. Tan azogados están en Zacatecas por el honor de tener la ciudad más peligrosa del país (Fresnillo), compitiendo con Colima, que sólo atacan lo que ven frágil, porque el crimen organizado allá no se toca.
Otro hecho que tiene enferma a mi abuelita es Ayotzinapa. Tan mal se puso con el asesinato del joven Yanqui Kothan y la posterior siembra de evidencias y fuga del policía que disparó a matar, que no quiso comer ayer, y eso que fue su cumpleaños. Tratamos de animarla pero no sé quién puso La Mañanera y ahí perdimos todo lo ganado. Y es que sólo en México y por estos días y años puede suceder lo que vimos: Imagínese usted el poder que tiene el señor presidente -solamente por la presencia del Ejército-, y así apareció mostrando ante cámaras una resortera (aclaró) “de las modernas”, una piedra del tamaño de un durazno y lo peor y “más peligroso”: “un balín” de esos que traen los baleros. Con qué responde la policía: con balas, con gases lacrimógenos, con golpes y jaloneos, en otros estados en donde las personas son tratadas con los pies y con desprecio.
Pero ahí no terminaron los problemas, ni terminarán. Deje usted de lado que la gobernadora de Guerrero tenga un padre alcohólico que baila sobre la desgracia del estado (bajaron el video de Salgado Macedonio haciendo el oso), que es mafioso, líder exguerrillero, acosador, aunque compadre del Ejecutivo, porque se dice que es padrino político del mismo. Lo peor es que trataron de ocultar el crimen acusando al estudiante Kothan de drogadicto y alcohólico, hasta que la autopsia les cerró la boca. Secuestraron a dos funcionarios judiciales que acudían a la audiencia (ya aparecieron) y, para coronar “reina” el sedicente polízaro huyó (ya lo aprehendieron). Pero, me pregunto: ¿Quién es en realidad el dicente policía que tiró a la cabeza del estudiante? ¿Quién es, que tanto arriesgó la hija de Félix Salgado Macedonio para diluir su presencia en Chilpancingo?
Tampoco acaban allí las dificultades del país: Gracias a Dios el periodista investigador Jaime Barrera apareció con vida después de ser levantado violentamente en Guadalajara, Jalisco; le dijeron claramente que se trató de un aviso. Aunque el verdadero Quid de esta semana fue la afirmación del señor presidente. Aseguró que el Poder Judicial prepara un “golpe de estado técnico” para declarar nulas las elecciones, quizá previendo que el resultado pueda serles adverso. Responda usted: ¿Si estalla la violencia de qué lado del país podría comenzar? ¿De las élites poderosas, retrógradas, conservadoras, etc., que nunca tienen nombre? ¿En qué está pensando la clase gobernante? Y todo esto porque la prensa libre subraya lo que todos ven y saben.
Escribe: Guadalupe Elizalde