jueves, noviembre 21, 2024

Por si usted no sabía… Muchos quisiéramos hacer un escudo

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Buen miércoles tengan las y los lector@s de este espacio de opinión. Si contamos los días, ésta es mi última oportunidad en este año para desearles la mejor de las Navidades y una excelente Noche Buena, rodeados de sus más queridos familiares, amigos, conocidos y seres vivos que conviven en su hogar, haciendo de sus días una convivencia que resiste todas las pruebas. Abundan las historias de fidelidad sobre perritos y gatitos y son tantas que nos harían derramar más de una lágrima. Por eso, y por los esfuerzos hechos a través de tantas personas y organizaciones, pido, a nombre propio y el de toda la familia que no los abandonen; no le cumplan el capricho a los niños de tener una mascota que ni siquiera pueden cuidar; no regalar mascotas sin preguntar antes a la familia destinataria si hará un pacto de vida con ellos. En este mes se regalan y allá por marzo, cuando los cachorros son más traviesos, los dejan a su suerte en la calle. De tanto leer, hubo una frase que me conmovió desde la juventud: “El desarrollo en las naciones puede medirse en el trato que dicha sociedad da a los animales, a los niños y a sus ancianos.” Muchas gracias por atender a esta petición y vamos a revisar cómo andamos en estos temas, tanto personal como colectivamente.
Ahora, pues ni modo, hay que entrar a los casos particulares y pedestres que tiene que ver con la política, misma que va de mal en peor porque todo ello que es parte de nuestra vida en la “civitas”, o sea, lo que nos hace ciudadanos, lo hemos dejado en manos de los políticos. Hay que entender que en la medida en que la sociedad se interese e integre en el papel que nos toca como vigilantes de la “polis”, los políticos tendrán que ir entrando al aro, por lo menos de la legalidad. No lo harán por bondad ni por fidelidad como las buenas bestias, sino por conseguir hueso o atraer votos. Tampoco suelen ser fieles a la casa: en este caso, si el PRI no les da hueso, irán corriendo a la casa de al lado (Morena) para ofrecer sus servicios en lo que pudieran servir. Y como dijo Claudia Sheinbaum: “No crean que llegaron pidiendo puestos”, no camaradas, a leguas se les veía en la cara el amor recién adquirido por la pre candidata a la presidencia de la República y su jefe de campaña, o sea, el mismísimo presidente que jamás se equivoca. Él juró destruir al PRI y por lo visto y oído, lo está logrando. Claro, se lleva a unos ejemplares que dan pena, como Eruviel Ávila, por poner sólo un ejemplo… Y de ahí para abajo. Ojalá la incorporación de estos desanimados priístas sin chamba no les vaya a salir peor, y terminan todos contaminados con pulgas que –juran- no brincaban en sus petates, como las de la corrupción. Otros llegaron por protección o el blanqueo de sus expedientes, y otros más irán a alguna embajada. Allá ellos.
Y mientras a los expriístas se les abren las puertas de Morena de par en par, pese a las protestas del líder de Morena, Mario Delgado, en el Zócalo de la Cdmx se cerraba la puerta de Palacio a un grupo de jóvenes que se autoconvocaron con un mensaje: “Nos están matando”. “Los balazos son para nosotros y los abrazos para los delincuentes”. Y todo indica ser así. En la masacre de Texcapilla, municipio de Texcaltitlán, los criminales gritaban a los pobladores que ni fueran a quejarse (por los secuestrados), porque tanto la Guardia Nacional como el Ejército estaban con ellos. ¡Se han visto y escuchado tantas cosas en el país, que vaya usted a creer si es verdad o no! Otro ejemplo es La Palma, Guerrero. Lo que sí hemos visto mi abuelita y yo, es que las fuerzas armadas llegan media hora tarde, entran a los domicilios pateando las puertas como los criminales, llegan a la rapiña. En otros casos los propios habitantes salen gritando a los soldados: “No se vayan, no le saquen, aquí están”, refiriéndose a los criminales. En otras escenas hemos visto que tras una toma de pueblos, llegan tarde, hacen un patrullaje rápido de la zona y se van , como diría mi maestro Leñero (QEPD), “para nunca más volver”. Y hasta hemos visto al CJNG celebrando sus triunfos.
Mi abuelita y su servidora queremos enviar un abrazo y nuestra solidaridad a los más pobres y amolados. Quisiéramos unirnos con otros mexicanos como un escudo que les proteja, pero para eso necesitaríamos ser millones para poder dar un giro de 180 grados al país, por lo menos en cuanto a los que es el respeto a nuestra Carta Magna. Si así fuera, no estuvieran disueltos los organismos ciudadanos, se respetarían los fondos para las desgracias naturales y de los trabajadores. Ya estarían muchos políticos del sexenio anterior en la cárcel y no en Morena; tendríamos fuerzas armadas entrenando para combatir a la delincuencia y el programa escolar ya hubiera dado frutos. Saludos a los deudos de todo el país y a los damnificados de Acapulco.
Escribe: Guadalupe Elizalde

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