jueves, noviembre 21, 2024

Por si usted no sabía… Ni los ven ni los oyen

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Buenos días, les saludo con el gusto del siempre deseándoles todo el bien que se pueda obtener en esta vida. Los temas que preocupan a cualquier ciudadano que tenga dos dedos de frente están a la vista, y no oculto que me encantaría darles mejores notas. Información que enaltezca nuestros espíritus, que abra nuestro entendimiento y nos haga caer en la cuenta de lo que somos como país y de las luchas que dimos para tener el o los gobiernos que alcanzamos en el México moderno. Obvio está decir que los gobiernos y las instituciones, dado que están constituidas por seres humanos, son perfectibles. Nada de lo hecho por el hombre, hablando en sentido general, es perfecto; por lo mismo, todo lo construido, puede mejorarse.

   Existen errores que se reparan en un sexenio, y acaso para eso es el poder, afirmo, respondiendo un poco al legislador Monreal que tan triste papel ha hecho últimamente; así como casi todos los legisladores de Morena que, no estando a favor del ataque presidencial al Poder Judicial, lo manifiestan sólo en voz baja al oído de quien les pregunta, y terminan su frase diciendo, pero “son órdenes”. Triste país cuyos representantes son incapaces de alzar su voz en favor de quienes votaron por ellos. Pero más triste será el destino histórico de aquél que habiendo obtenido el triunfo a través del voto para su partido, se atreve a decir que la voluntad del pueblo decidió lo que en realidad era su voluntad (de ellos).

   El espíritu de la ley desde 1977 fue que ninguno de los poderes podría sobrerrepresentarse por encima del 8 por ciento, luego, lo que están haciendo los morenistas es una clásica transa que en 2015 utilizó en PRI para asignarle un municipio al PT (entonces su apéndice). Hay que decirlo hoy que todavía no ocurren los daños, y sin miedo: se están usando subterfugios legales para hacer algo ilegal. La empresaria mexicana María Asunción Arámburuzabala, quien fue llamada ayer por el presidente para pronunciarse sobre el tema, respondió en X que se habían acanallado más del 20 por ciento de los votos si se cuentan como lo que se obtuvo, el 52 por ciento en las urnas. Tan mal está hecha esa cuenta, que las minorías quedaron subrrepresentadas. Habrá que ver qué le responden los demás convocados, entre otros, Carlos Slim. Salinas Pliego contestó: “Seamos serios señor presidente”.

   Y lo que sigue: ¿para qué desean esos números?, para terminar con la última pata de la mesa que nos ha sostenido como país. Una vez decidida la transformación de cuarta, el Ejecutivo se apodera del Legislativo cual si fueran una recua, y ya encarrilado, se le ha hecho fácil ir por el último bastión que defiende a la ciudadanía: el poder Judicial.

   Como el amago fue claro desde el principio, los trabajadores del PJF fueron organizándose para su defensa; hablamos de 55 mil almas a quienes se les ha venido tratando mal en la mañanera, endilgándoles una serie de ofensas que no todas ni todos se merecen. Y claro, se sueltan desde la tribuna más alta del país sin necesidad de probar nada. Ayer en la tarde se logró la votación favorable al paro judicial con el 85.7 por ciento de los jueces y magistrados que desde hoy miércoles comenzarán la suspensión indefinida de labores, siguiendo con la atención de los llamados casos urgentes. Con una pesadez indigna del poder Ejecutivo, éste argumentó: Por lo menos no dejarán libres a más criminales, o algo así. ¿No tiene este gobierno su Fiscalía? ¿Qué esperan para entregar a los jueces/zas corrupt@s a la justicia? ¿Por qué no lo han hecho en seis años? Porque esa no es la jugada, sino apoderarse de los hacedores de sentencias para que les deban a ellos (quienes quiera que sean) y no a su esfuerzo, méritos y estudios, los cargos escalafonarios que van ocupándose conforme los ciclos se completan.

   Hacer la cura de una enfermedad requiere de un certero diagnóstico, empezando porque esto no es una huelga del PJF, como opina Amlo, sino un paro nacional. Monreal ha dicho que la ley deberá buscar el bien general, y no vemos, ni mi abuelita ni yo, que en ninguno de los dos casos que nos ocupan se busque la felicidad pública, sino la propia. Pregúntele usted al pueblo si desea vivir bajo un poder centralizado que sólo da órdenes y que los otros dos poderes sean ciegos obedeciendo. Pero explíquenlo así, sin mentiras, sin decir que todo el Poder Judicial, incluidos los ratones que vivan en los edificios son una bola de corruptos comprados por los poderes fácticos: ricos y narcos. Y, por cierto, este gobierno no odia a los narcos, los abraza, pero sí ha mostrado un resentimiento casi patológico en contra de los ricos, a quienes ha perseguido o cobijado, según convenga a los “otros”.

Escribe: Guadalupe Elizalde

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