*“Mucho ruido y pocas nueces” *
*William Shakespeare*
AHORA SE CREE QUE EL MUNDO ES LO QUE SE PRESENTA EN UNA PEQUEÑA PANTALLA. LA ATENCIÓN SE ENFOCA EN LO VIRTUAL. SÓLO LO QUE HABITA EN LA RED NOS PUEDE HACER PODEROSOS, CELBRIDADES. UNA FOTO, UN VIDEO, UNA PUBLICACIÓN NOS MANTIENE ACTIVOS, CONECTADOS. Y como todo lo que nos hacen que creamos nos tiene en total alienación, en total condicionamiento y al final en una distante realidad. El mundo objetivo, el que se nos presenta contundente cada minuto con sus problemáticas y oportunidades, lo dejamos para después de consultar lo que dicen las “redes sociales”, la nueva ágora, la nueva tribu y como toda tribu siempre comandada por el culto a un dios fantástico que nos limita en nuestras capacidades humanas. Ahora nos hacen creen, que la cultura cabe en una video en Facebook, que hacer política es publicar en twitter y que para ser admirado tienes que hacer tu vida en Instagram, bueno, en Nuevo León, la política también está en Instagram. Y al final, la decepción, con molestia se comprende, que ni la cultura pasa por Facebook, los likes lo indican; ni la realidad política se juega en Twitter. Por la ilusión virtual estamos desperdiciando nuestra capacidad de vivir, es decir, nuestra atención está atrapada en la minúscula pantalla, mientras el mundo con sus ilimitados universos nos espera si decidimos desconectar nuestro teléfono. ¿Cuantos amigos conocen en el mundo real? ¿Cuántos tienen en sus redes sociales?, buena pregunta. El ruido virtual nos distrae, nos aleja de lo trascendente. Como toda herramienta las redes sociales requieren inteligencia en su uso, las malas prácticas nulifican sus funciones. La depresión crece ante tanto ruido virtual. El ruido quita la concentración, altera y evita a la comunicación. Hay que recordar que estar conectados no garantiza la comunicación, es más, es dudoso el concepto de comunicación en estos tiempos de likes, mientras se busque ser una celebridad, la frivolidad y el esnobismo, serán los que marquen la vida cultural y política en las redes sociales, esa hoguera de las vanidades vacuas. Ante tanto ruido virtual, el debate inteligente se pierde. Hay una disputa en las redes sociales entre promover la cultura o promoverse como celebridad. La vanidad es el combustible de la maquinaria virtual. Obvio no se generaliza, hay opciones, pero son las menos, y las que poco se publicitan. Atrapados en el Ruido Virtual, no nos queda más, que valorar el destino de nuestra atención. Muchos programas culturales pero poca cultura, mucha publicación política, pero poca democracia. El Ruido Virtual, evita la discusión, la crítica, debido que no se busca promover cultura, sino, sólo se busca ser una celebridad más. Cada quién elige aparentar lo que quiere, pero el Ruido Virtual, sólo proyecta lo que la vanidad quiere. Hay mucho mundo lejos del Ruido Virtual. Escuchemos a nuestra esencia humana. Evita que tu mundo sea tan pequeño como una pantalla te condicione.
*Lic. Roberto Cárdenas Cachoa*
