A la vuelta de la esquina se encuentra el tan temido ocho de marzo, se anuncia con bombo y platillos que es el “Día Internacional de la Mujer”, se reúnen cientos de mujeres en determinados puntos para conmemorar esta fecha, sin embargo, pocas saben el por qué se realiza. No voy a enunciar el motivo que, en teoría todas las activistas y feministas conocen, esta vez quiero pedirles a todas aquellas que enarbolan esta camiseta de defender la causa ¡BASTA DE VIOLENCIA!
Se han destruido monumentos, pintarrajeado espacios que son de todos, agredido a personas que nada tienen que ver con lo que dicen defender y me pregunto y les pregunto ¿Qué se ha logrado? He escuchado a madres que perdieron a una hija, hermanas que perdieron a otra hermana, amigas, mujeres buscando a mujeres que nadie sabe dónde están, diciendo que, por supuesto que van a incendiar lo que esté a su paso, destrozar lo que se les venga en gana, pintar el país con su ira, su frustración, su deseo de justicia y venganza, golpear a quien menos culpa tiene y vuelvo a preguntar ¿Qué se ha logrado?
Esta lucha se ha repetido año tras año, cada ocho de marzo, y solo el ocho de marzo, solo ese día recuerdan a sus muertas, a sus desaparecidas y los trescientos sesenta y cuatro días restantes las voces callan y siguen desapareciendo mujeres, siguen siendo asesinadas muchas más, y ¿Dónde está la autoridad encargada de hacer justicia y castigar al novio, al esposo, al amante, al amigo que las mató? Siguen libres, sin remordimiento, sin castigo, impunes, como tanto criminal en este país, dónde no pasa nada y pasa todo.
Y hablamos de la violencia contra las mujeres y no nos detenemos a pensar en cuántos jóvenes desaparecidos, asesinados, encontrados en fosas clandestinas que se suman por cientos en todo el territorio mexicano y que los encargados de velar por la seguridad del país no buscan, no les interesa, un ejército que está en pañales frente a las organizaciones criminales, una Guardia Nacional que sabrá Dios a quién guarda, por que no hacen nada, parecen estar de adorno, ahora hay que sumar a todos los aspirantes a un puesto político que son asesinados, un día se habla en todos los medios sobre su muerte y al día siguiente pasa a la fila de las muertes impunes y nadie dice más nada.
También quiero señalar algo; si hay que hablar de las mujeres violentadas, hablemos también de aquellas que son las agresoras, aquellas que en su derecho de igualdad son tan o más violentas que un hombre y que el hombre abusado no se atreve a hablar, aquellas que enarbolan a los hijos para vengarse del padre y no les permiten verlos y peor aún, los envenenan en contra del padre, aquellas que abusan de otras mujeres, exhibiéndolas, denigrándolas, no hay peor enemiga de una mujer, que una mujer misma.
También perdí una hermana, me la arrebataron de la manera más inesperada y la lloraré toda la vida, si tuviera la seguridad de que, rayando, pintando, destrozando, agrediendo, incendiando, la vida me devolvería VIVA a mi hermana, México estaría hecho cenizas de norte a sur. Hagamos de este ocho de marzo un día en que las mujeres alcen la voz, que exijan justicia en el lugar indicado, con las personas indicadas, haciendo lo correcto, lo correcto es obligar a las autoridades a realizar la búsqueda de las desaparecidas, aplicar todo el peso de la ley a los violadores, a los asesinos, a los que con dinero les pagan por su libertad, porque la vida de una mujer no tiene precio. Si como autoridad, como justicia, como presidente, gobernador, ministro de justicia, alcalde, policía, no puedes ¡RENUNCIA! Y deja que otros que sí pueden, hagan lo que tu incompetencia no puede o no quiere.
Este 8 DE MARZO, que no gane la violencia, lo irracional, que gane la libertad de expresarse sin caer en la barbarie, llena el país de mensajes positivos, lee libros, acompaña a quién lo necesita, brinda palabras que acompañen, que guíen, positivos, que inspiren, que demuestren que ser mujer es una bendición, dadora y portadora de vida, sé un buen ejemplo para los demás, que este ocho de marzo no se olvide nunca porque será recordado por levantar la voz, exigir justicia en el lugar correcto sin dañar a los demás.
Escribe: Lorena Reséndiz Mendoza