El dolor se acogió en tu vientre,
-explosión de ventanales-
Pincel: prótesis de un cuerpo mutilado, derruido,
extensión de tus dedos,
espina de tu tallo;
las flores del pelo
conspiraban silenciosas
adueñándose del color,
de la belleza torturada de tus cuadros.
Diego: el cántaro que te contuvo
y el amor prohibido: la libertad que no tenía tu nido,
alcatraz en la noche iluminada por tu pincel de sangre
y lágrimas: gotas de mercurio o plomo derretido,
el talento cómplice: libélula vuelta estrella,
tus cejas: golondrinas pariendo sueños,
una aureola tehuana-corona de espinas
y el tequila en tus venas:
lava enfurecida.
Tu mirada de obsidiana
perforaba cualquier roca
hasta la entraña,
y se adormecía-cual paloma-
en el nicho de tu alma,
no vencida por la vida
mientras en la muerte una tela roja dormitaba
-clavel comunista-en tu ataúd de óleo y acuarela.
Escribe: Fernando Roque