jueves, noviembre 21, 2024

¿Y DONDE ESTÁ LA EMPATÍA? #verdadesqueacomodaneincomodandelorena

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Empezaré mi escrito semanal con esta pregunta ¿Quién no ha conciliado el sueño porque un vecino enfiestado, sigue con la fiesta hasta altas horas de la madrugada? Además de escuchar el jolgorio que traen, contratan una rockola y se ponen a cantar con harto sentimiento pero nada de divina voz, esta ocasión quiero expresar de manera chusca mi sentir ante estos eventos que ocurren cada ocho días, los días viernes afuera de mi casa, justo en la ventana de mi cuarto y que queda enfrente de la casa de mi vecino.
“No me falta empatía, pero quiero patearlos”
Lorena Résendiz Mendoza.
Son las tres de la mañana, éste cantante de a peso ahuyentó mi sueño con sus aullidos, intento dormir pero no logro conciliar el sueño, estoy pasando la noche escuchando como el vecino armó la fiesta, creo que nunca en esta casa he hecho una fiesta así, escucho canciones de corridos, despechados y demás, por lo menos hubiese puesto las que me gustan, disfrutaría el concierto.
Trato de ser empática, pero al escuchar esos alaridos me dan ganas de levantarme e ir y decirle que le baje a su escándalo, pero no me atrevo a salir de madrugada, además seguro que está ebrio y de pilón están las hijas y la mujer con sus respectivos novios. Observo el reloj, tres treinta de la madrugada, la fiesta comenzó por ahí, cerca de las cinco de la tarde y ni para cuando termine, ya le di vuelta a la cama, ya puse música de relajación que no puedo escuchar porque sus canciones rebasan la calma, ¿Estoy enojada?, ¡lo que le sigue! si tuviera una bomba de humo sí me atrevería a salir de casa e ir a arrojársela, quizá si tuviera unos cohetes… creo que el no dormir, me está haciendo desvariar.
De verdad que estoy loca, no había tenido estas ideas de causarle un mal a alguien, son las cuatro de la mañana, escucho que están haciendo una fiesta de disfraces, las porras, las mentadas, los silbidos se oyen en toda la calle, ¿Seré yo la única que está padeciendo este tormento? Otra idea se viene a la vigilia de mi mente, seguro que dentro de un par de horas se irán a dormir a pata tendida, sería genial que tomará una cacerola y un palo y hacer un ruido fenomenal en su puerta, o también darle unas buenas patadas, no dejarlos dormir la mona.
Seis de la mañana, he dormido un par de horas, estoy enojada, desvelada y cansada, si tuviera a este tipo enfrente seguro que le diría hasta de lo que se va a morir, pensándolo bien, no soy capaz de decirle nada, pero sigo pensando en comprar una bomba de humo y la próxima vez que haga otra fiestecita como la de anoche, no dudaré en arrojársela. Trabajo todo el día, por la mañana doy clases en línea, atiendo asuntos propios de la escuela, mi casa y por la tarde doy clases, preparo planeaciones, temas escolares, reviso tareas, envío actividades y me voy a dormir entre las once y doce de la noche, para despertar al día siguiente a las seis de la mañana e iniciar mi rutina de trabajo, así de lunes a viernes, los sábados es el día en que intento quedarme unas horas más disfrutando el calor de mi cama, sobre todo en estos días tan fríos, pero con vecinos como éste, ¡Imposible!. Me enredo en mi cobija, trato de dormir un poco más, cuando estoy a punto de hacerlo escucho el timbre sonar insistentemente, quiero no hacer caso y dejar que sigan tocando, pero el ruido es fuerte, molesta, ya más que enojada, a punto de quitar la luz, veo por la ventana a dos señoras con su paraguas y su biblia bajo el brazo, una de ellas se pega nuevamente al timbre, ahora sí, me levanto de la cama y abro la puerta, la sonrisa amable de estas mujeres no logró suavizar el momento.
Una de ellas me pregunta melosa ___ Hermana, ¿Cómo está? Si mi cara iracunda no comunica nada, me muero, al ver su sonrisita amable quise tomarla del cuello y retorcerlo, opté por dejar que hablaran para calmar ya mis instintos asesinos, preguntaron si tenía biblia, que leyera tal capítulo y versículo en el cuál dice del fin del mundo, si no fuera porque no quiero matar a alguien, si verían ellas ese fin del mundo anunciado, me pidieron unos minutos para hablarme de la venida de Cristo, de lo que está anunciado; para ese momento yo estaba a punto de convertirme en un energúmeno sin consciencia, así que les dije que no quería volverlas a ver tocando el timbre un sábado a las ocho de la mañana, de lo contrario el famoso fin del mundo estaría presente para ellas, si yo quisiera entrar a su religión, las buscaría, si no tienen otra cosa que hacer, vayan al municipio a ofrecer gratis sus servicios, y que si las volvía a ver por aquí, les daría de balazos en los pies, eso fue lo más amable que les dije.
Es cierto, no practiqué la empatía, ni la resiliencia, ni los buenos modales, ni el respeto, también reconozco que pagaron parte del mitote que armó el vecino, pero es bueno reconocer que también es molesto que estas personas que son nuestros hermanos, como nos llaman, vengan a despertar a la gente que trabaja toda la semana y que pide unos momentos para despertar más tarde, hay que ser empáticos todos con todos, no quiero ofender a nadie, respeto todas las religiones, pero no exageren, duérmanse otro rato y después como Dios manda, salgan por ahí, después de las doce a buscar adeptos y afiliarlos a su religión, y al vecino, pues ya que digo, me aprendí las canciones de no sé qué cantantes, reconozco las voces de sus mujeres cuando imitan a la Rivera, por lo menos, al no dormir, he leído varios libros, así que le agradezco el fomento a la lectura.
Maestra Lorena Reséndiz Mendoza

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