Caminar por las calles de cualquier ciudad del país es un privilegio para muchos, sobre todo a quienes nos gusta admirar la fachada de las casas, la arquitectura de los sitios emblemáticos, los aparadores, los negocios pequeños y grandes, y pocas veces nos detenemos a observar a los hijos de la calle y si por alguna razón coincidimos y se cruzan por nuestros pasos, de inmediato, volteamos la mirada indiferentes, quizá hasta un gesto despectivo se dibuje, una mirada de ternura, de lástima o de miedo se asome. Y es que esos hijos de la calle no solo son los niños pidiendo una moneda, los indigentes encerrados en su mundo, los ancianos abandonados, también lo son, los que andan en cuatro patas y que de pronto aparecen como la pandilla del barrio, dueños de las aceras, los hay de todos tamaños, razas y colores, a veces parecen ser más inteligentes que los peludos que caminan en dos patas, saben colarse a los sitios que les viene en gana, lo mismo les da dormir la siesta dentro de una iglesia, en una banca, a mitad de la banqueta, debajo de un carro o bajo l sombra más sabrosa que encuentran. La sobrepoblación de perros callejeros es un tema del que se habla poco y no se hace nada. De acuerdo a las estadísticas, en la tierra existen poco más de mil millones de perros, India tiene el mayor número de canes, México es considerado penosamente como el país con más perros callejeros en Latinoamérica, se estima que setecientos cincuenta millones de los perros en el mundo, son callejeros, insisto, es un tema que parece no importar a los gobiernos. En 1994, la Organización Panamericana de la Salud, cambió el título de perro callejero a “perro de dueño irresponsable”. Las causas por las que los peludos de cuatro patas están en la calle no es culpa de ellos, en un 70% se sabe que la mayoría fueron abandonados por sus dueños, por increíble que parezca fueron mascotas que tuvieron una familia y que pasan a ser desechables, sacados a la calle sin ningún remordimiento por alguien que se precia de ser humano con sentimientos. Otros, son perros extraviados que nadie más buscó, aunado a esto al no estar esterilizados se reproducen sin control, sin embargo lo más fuerte que puedo precisar es la carencia de una cultura y educación sobre la tenencia de animales de compañía. El bienestar de los animales es un tema que nos debe preocupar a todos, el cuidado de la mascota, el control natal, la esterilización, son temas que podrían incluso enseñarse desde la escuela para evitar que este problema siga creciendo, el maltrato a los animales es cruel e inhumano. Se compran peludos en navidad, en día de reyes, la gente compra una mascota como si fuera un peluche y no analizan que es un ser vivo con toda una gama de comportamientos de acuerdo a su propia naturaleza, que demanda responsabilidad, tiempo y recursos. Abandonar a un animal porque no tiene la conducta que esperaba, es un acto de maltrato. Una manera de coadyuvar a que no aumenten las cifras de abandono, es adoptar en vez de comprar, un acto de valor humano que ayuda a salvar una vida y ofrecerle a un peludo una mejor calidad para su existencia. Me gusta observar esas miradas de tristeza cuando se cruzan por tu caminar, y basta con un gesto amigable, un obsequio para que la felicidad los invada y tal parece que son ellos quienes te quieren adoptar, las muestras de felicidad hacen que se les olvide los sufrimientos, los maltratos, los golpes. Gente sin escrúpulos comercia con ellos, en peleas clandestinas, en crueles golpizas, envenados, abandonados a su suerte. Pensemos un poco, dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, lo puedo afirmar, a mi fiel e inseparable “Yoni” podrían matarle antes de permitir que alguien nos hiciera el mínimo daño. A ti que lees estas líneas, no te sumes al maltrato, al abandono, a la indiferencia, si ves un peludo por ahí, respeta su lugar en este planeta, también fue pensado para él, si puedes ofrecer un hogar, alimentar y educar a un peludo, hazlo con amor, pero sobre todo con responsabilidad, la vida te habrá de premiar. Maestra Lorena Reséndiz Mendoza.
