jueves, abril 25, 2024

#VenyVeras La importancia de la fe

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Muchas veces nos preguntamos: ¿Para qué sirve la fe? Casi siempre de manera inmediata la relacionamos con aspectos religiosos, sin embargo, es más protagónica de lo que pensamos en nuestro día a día.

En el sentido religioso se recibe como un don, es una gracia divina, es un acto humano que no está peleada con la libertad individual ni con la dignidad del ser.

La fe se encuentra y se fortalece con la experiencia de vivir algo que te hace aceptarla como una revelación, ésta te lleva a profundizar en la relación y el conocimiento, porque se considera que todas las cosas son provenientes de un ser superior. Con ella se desarrolla la perseverancia y de ello dependerá que tanto se avanza en el camino. La fe es necesaria para la dejar las ataduras que se tienen con los apegos. En una ocasión le decía a mi amigo Manuel: “Me gustaría tener la fe del más incrédulo de los que van caminando en una peregrinación”. Me dijo: “Es sencillo.

Se requiere de un ejercicio diario y puede comenzar por hacer un sacrificio todos los días”. Entonces pregunté: “¿Cuántas gallinas, corderos o ganado debo comprar? ¿A qué Dios se los voy a ofrecer?” Y me dijo: “No se trata de ese tipo de sacrificio, del sacrificio que proviene del latín (sacrificium), no sólo significa un homenaje u ofrenda a una divinidad con la intención de rendirle tributo. Podríamos dividirlo en dos para darle otro significado (sacro y oficio): hacer algo sacro, algo bueno; no tienes que matar a nada ni a nadie. Lo que tienes que ofrecer, es un esfuerzo por lograr un objetivo o un propósito. Sacrificio no tiene por qué tener una connotación negativa”.

Entonces encontré una manera de empezar a practicar la fe en mí mismo, que es lo más sencillo, pero a veces, es lo más complicado. Es increíble como la fe la practicamos en las actividades diarias, por ejemplo cuando alguien me dice que es arquitecto, “doy fe” de su palabra, de lo que me está revelando y a partir de ahí se establece una relación, pero cuando te das cuenta que no es lo que dice, comentamos: “le perdí la fe”.

En otro ejemplo, de la fe depende la convicción de que los niños pueden aprender, y por lo tanto, dependerá de la paciencia de los maestros, padres o instructores. Mientras más fe, más paciencia. Esto podría aplicarse para todos los aspectos de la vida humana. La fe es lo que nos permitirá confiar en otros y en nosotros mismos, adquirir actitudes de esperanza y afecto que nos harán vivir experiencias con otra forma de sentir.

La fe es tan común que no la vemos, es tan usada en nuestro léxico que no le tomamos importancia, es tan vital que solo cuando la perdemos nos damos cuenta que la necesitamos, es tan grande que nos hace creer como posible, lo que se considera imposible, tal como lo dice la letra de la cancion

“Sueño imposible” Con fe lo imposible soñar, al mal combatir sin temor, triunfar sobre el miedo invencible, en pie soportar el dolor. Amar la pureza sin par, buscar la verdad del error, vivir con los brazos abiertos, creer en un mundo mejor.

Por lo pronto, no sé si el día de mañana tenga que darle una Fe de erratas al editor y pedir una disculpa, pero seguro estoy que no tendré que pedir una Fe pública para decir que tengo que dar una Fe de vida, no por hoy, porque me siento vivo, siento que mi Fe ha estado creciendo al encontrar personas que hacen las cosas de Buena fe, que son muchas más que aquellas que siempre llevan ventaja o abusan porque actúan de Mala fe, pero gracias a ellos se ha fortalecido la confianza en las personas que te dicen A fe de caballero, o a fe de cristiano, sé que lo que continúa lo ofrecen con sinceridad y compromiso. Tengo una fe ciega en mi país, en mi México querido, en las instituciones a las que he pertenecido y pertenezco, aunque mi fe no es tan grande como un granito de mostaza, quisiera no ser un hombre incrédulo y si ser un hombre de fe, pedirle diario a ese ser superior que aumente mi fe; y como versa en el ideario pentathlónico en el punto XXXVI: “Ten fe en tus propósitos y persevera en ellos con la confianza de hacerlos realidad, cualquier buen éxito súmalo al estímulo de tus esfuerzos, cualquier fracaso anótalo en el catálogo de tus experiencias; más nunca abandones tu tarea ni la empobrezcas con tu desaliento”. (sic)

“Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. No lo digo yo, está en las Sagradas Escrituras. Si no me crees, ven y verás.
José Guadalupe Román Flores

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