viernes, abril 19, 2024

#verdadesqueacomodaneincomodandelorena Carta para Jesús

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Querido niño Dios: Escribo esta carta en esta noche en la que me encuentro observando el cielo, escuché en las noticias que hoy se verá, después de 800 años la estrella de Belén, la que guió a los Reyes Magos al lugar que escogieron para tu llegada a este mundo. Los científicos han hecho esta aseveración de acuerdo a sus investigaciones, busqué en este cielo repleto de estrellas, lo que observé fue hermoso, más no fue la Estrella de Belén tan anunciada. Llegas puntual a la cita como cada año, no te sorprende como la humanidad cambia, se destruye y destruye todo a su paso, quizá por eso tu padre está decepcionado y no escucha los ruegos de quién le busca en estos momentos de dolor, de crisis, de agonía. Estamos viviendo un tiempo difícil, un virus está acabando con la vida de muchas personas, algunas no han tenido tiempo de despedirse de su familia, se han ido en el silencio del abandono, sin decir un adiós, sin ver el rostro de su gente, sin un abrazo, convertida en un montón de cenizas se reduce una vida. Has nacido como cada año, un 24 de diciembre, en medio de guerras, de odios, de desastres, sin embargo tu llegada causa júbilo, esperanza, fe, por ello te doy la bienvenida. Esta navidad es diferente, estamos alejados de los amigos, de los hermanos, de las personas que deseamos tener cerca, nos han dicho que es por precaución para no contagiar ni contagiarnos, pero sabes, es más por el miedo, más que el virus mortal e invisible que se hace presente, el virus mortal que vive la humanidad es la indiferencia, la apatía, la destrucción a la vida misma, a la tierra, a los sentimientos, al ser humano. Quiero decirte que he tenido miedo, más no quiero vivir así, deseo mirar por mucho tiempo las obras maravillosas que tu padre hizo, los amaneceres llenos de magia, los majestuosos mares, el verde incomparable de los bosques, el cielo desbordante de estrellas, el sonido del viento, la belleza de la lluvia, la sonrisa de los niños, el abrazo que acaricia el alma, el amor en todas sus manifestaciones, el milagro de la vida en un vientre que se vuelve cuna, la mirada de la gente buena. También están las cosas que dañan, pero no quiero decirte en esta misiva todo lo que tú ya sabes, quiero hablarte solo de lo positivo que aún conservamos, contarte que en cada pesebre en el que te haces presente está la esperanza de cambiar, esperar un milagro, creo que eso es lo que mantiene de pie a esta humanidad tan desolada, un milagro de que esto pase y aunque te digan que para ser mejores, no lo creas tanto, la mejor versión del ser humano está en construcción, confío en que el verdadero cambio precisa nacer del corazón, por ello, quiero decirte que aún con todos los errores y defectos no dejes de llegar a cada casa, que el amor de tu padre no se canse y no nos deje solos, si le comentas de mi carta, seguro que te hace caso. Me despido de ti, deseándote una feliz navidad, felicidades por renacer cada navidad, sin el miedo a tus hermanos, heredados por decisión de tu padre, te abrazo con amor.
PD: No olvides decir a tu padre, que en medio de la maldad humana, hay algo que no se acaba, el amor y que todavía hay más buenos que malos.
Maestra Lorena Resendiz

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