Como siempre, querid@ lector/a, tengo muchas cosas que platicarle; acaso una de las más importantes sea la visita que hará el presidente a Badiraraguato. De nuevo el mandatario va a Sinaloa. A mí, mi abuelita no me deja ir porque dice que es muy peligroso, pero a él lo cuidan ¡hasta las abuelitas!
Temas hay que hierven en el caldero, pero lo de hoy son los Juegos Olímpicos de Japón. Tan extraños, tan desolados; sin vítores, sin familias abrazándose. Si acaso algunos saludan a sus hijos triunfadores a través de la pantalla de una tableta o un móvil. Cuando nos dijeron que después del Covid nada sería igual, no imaginé llegar hasta estos extremos. Sin duda hemos perdido ya muchas cosas que nos eran cotidianas y naturales y ni siquiera nos hemos dado cuenta.
En los Olímpicos 2020 hemos perdido sin competir, casi por default, como ocurre cuando algún equipo no se presenta. ¿Recuerda usted a los hermanos Iridia y Óscar Salazar, de gran trayectoria como taekwondoínes mexicanos? Pues le haré la historia de la familia: Ambos campeones eran hijos de don Reinaldo Salazar quien falleció de Covid apenas el pasado 21 de junio de este año, a los 65 años. Este campeón deja tras de si un camino sembrado de medallas que nos tomaría tiempo y espacio mencionar en esta ocasión, baste decir que en 2006 el gobierno mexicano le otorgó el Premio Nacional del Deporte (PND) por su brillante trayectoria. Como entrenador de sus hijos, fue recorriendo el arduo camino de las competencias hasta que los tres llegaron a Atenas 2004, donde Óscar Salazar Blanco obtuvo la medalla de plata en su categoría, mientras que Iridia Salazar Blanco se trajo el bronce para México. Iridia comentó entonces que llevaba 17 años en el TKD, una pila de medallas y, seguramente, una vida de sacrificios, como todos los seres humanos que han hecho de su vida algo que valga la pena hasta presumir. La joven recordó una frase que su padre le dijo antes de salir a competir en la Olimpiada de Atenas: “El momento es ahora, y si quieres pasar a la historia, decídete ya”.
Pues a Óscar Salazar, de haber podido, yo lo hubiera conservado para que entrenara a la Selección Nacional de Tae Kwon do, pero no. Usted triunfe en México y de las piedras le van a resultar enemigos; hasta “el de los chicharrones” lo verá feo.
Cual no va siendo mi sorpresa cuando en la repartición de medallas voy viendo al querido Óscar Salazar, pero en el sitio del entrenador de Egipto, junto a los bronces Tamer Bayumi y Seif Eissa. Y en la categoría femenina junto a Hedaya Malak, una de las ganadoras de los juegos Olímpicos de Río 2016. Los egipcios tuvieron mejor ojo y ofrecimientos que los mexicanos. ¡Qué raro1 Sin embargo éste no fue el único caso, por desgracia.
¿Recuerda usted a Gabriela Bayardo? Ella ha sido competidora de brillante trayectoria en el Tiro con Arco. Esta atleta fue seleccionada en la Olimpiada de Río 2016 y ganó plata para México; en aquella ocasión avanzó a las finales pero perdió ante Corea. En esta olimpiada repitió la plata , pero para Holanda, pues la pareja mexicana de Alejandra Valencia y Luis Álvarez (conocido como El Abuelo) no pudo alcanzar la puntuación obtenida por su coterránea, ahora casada con el holandés Mike Schloesser. Gaby ha seguido compitiendo por los Países Bajos, pero nunca quitó el dedo del renglón en el tema de representar a México, pues tiene la doble nacionalidad. Holanda de inmediato le consiguió entrenador y le concedió el pasaporte de la Unión Europea. Gaby vino a México y aquí se entrevistó con una “metodóloga” (literal), “quien se encarga de coordinar entrenamientos y actividades de una aleta de alto rendimiento”. La arquera nacida en Tijuana le ofreció mil planes para competir por su país “vengo a entrenar, hago concentraciones”… Le dijeron que no era posible: “La verdad es que no tenemos chance de que hagas eso, porque si quieres entrar en el equipo tienes que estar aquí”. ¡Por Dios!, en los días del home office eso suena a estupidez. Y así fue como perdimos de nuevo a un talento mexicano por ser… pues así como somos. Póngale usted el nombre que quiera. Este artículo está dedicado al entrenador Antonio Barraza, quien ha dedicado su vida a entrenar y llevar competidoras mexicanas a toda clase de campeonatos, incluidas las olimpiadas, y que tan poca gratitud ha encontrado en México/Monterrey. Un abrazo a tod@s.
Por: Guadalupe Elizalde
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