El gobernante del estado, Francisco Domínguez Servién, declaró a la peregrinación de Querétaro al Tepeyac como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.
El acontecimiento se efectuó en el Santuario de La Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe y reconoce a la peregrinación como una tradición representativa en el campo cultural y religioso.
La titular de la Segregaría de Cultura, Paulina Aguado Romero, resaltó la relevancia de reconocer y asegurar una interacción armoniosa y una firme voluntad de promover la convivencia de personas y conjuntos con identidades culturales distintas.
Aseveró que las políticas que favorecen la integración y la participación de todos y cada uno de los ciudadanos, garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz.
De esa forma, expuso, se define el pluralismo cultural, se forma la contestación política al hecho de la diversidad cultural y se reconoce el patrimonio cultural vivo.
Especificó que la declaratoria es resultado de las costumbres de la comunidad queretana y se ha transformado en un símbolo de unificación, identidad, solidaridad y de organización asociado-familiar.
También, compartió que representa una expresión de pertenencia que refleja el sincretismo religioso que ha sobrevenido a lo largo del tiempo, donde se agrupan las costumbres y opiniones de las poblaciones que en ella participan, representando la cultura social actual y a la de los ancestros.
Los queretanos se identifican por su religiosidad mariana y guadalupana, puesto que adoran a la Virgen Santa María de Guadalupe desde mil seiscientos cincuenta y nueve, año en que el bachiller Lucas Guerrero Rodea, presbítero vecino de Santiago de Querétaro, trajo una imagen de la virgen y la puso en el Hospital de Nuestra Señora.
Más tarde se creó la honorable Congregación Eclesiástica de María Santísima de Guadalupe. Sus miembros, así como el apoyo del ilustre caballero benefactor de Querétaro Don Juan Caballero y Osio, edificaron el Santuario a la Virgen Santa María de Guadalupe en mil seiscientos ochenta conocido como Santuario de la Congregación.
El tercer prelado de la Diócesis de Querétaro, Rafael Sabás Camacho, entendido del enorme amor de los queretanos a la Virgen Santa María de Guadalupe, comenzó la peregrinación en mil ochocientos ochenta y seis con un camino de preparación y sacrificio.
Dicha manifestación se efectúa desde hace ciento treinta y dos años y solo fue interrumpida de mil novecientos catorce a mil novecientos dieciseis, como en mil novecientos veintiocho y mil novecientos veintinueve. A lo largo de los últimos un par de años se ha efectuado de forma virtual.
Es conque este año dos mil veintiuno la Asociación de Peregrinos cumple ciento treinta y uno años realizándola; la Asociación de Peregrinas sesenta y dos años y la Asociación de Peregrinos Corredores treinta y nueve años.
El recorrido es de más o menos quinientos cincuenta kilómetros desde la comunidad de Neblinas, en Landa de Matamoros, y de doscientos veinte kilómetros desde la capital queretana hasta la Basílica en la Urbe de México.
Tratándose de una celebración religiosa efectuada por el pueblo queretano en su origen, trascendió a otros espacios con asentamientos otomíes en los vecinos estados, creando vínculos culturales de reconocimiento, preservación y defensa de la riqueza de sus costumbres y tradiciones.
Esta peregrinación es una práctica que se ha consolidado como símbolo de un sentir comunitario transformado en signo de la vitalidad de la comunidad, unificación, identidad y solidaridad.
Durante la historia cumple funciones de adaptación al medio, de organización asociado-familiar, de producción económica, de intercambio de recursos, mas asimismo de expresión de significados que fortalecen en marcos colectivos consensuados.
