sábado, noviembre 23, 2024

#verdadesqueacomodaneincomodandelorena Así son las madres

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Las madres vienen en todos los tamaños y modelos; las hay de modelo compacto, todo terreno, clásicas, modernas, antiguas, aerodinámicas, sencillas, elegantes, chicas, medianas, grandes y micro. Vienen equipadas con todo lo necesario para no pedir prestado, por ello son súper mujeres, así tenemos: clarividentes, consejeras, jueces fiscales, enfermeras, psicólogas, terapeutas, expertas en lenguaje de señas, políglotas, carpinteras, científicas, diseñadoras, magas, malabaristas, choferes, celadoras, contadoras, maestras, administradores, detectives, guardaespaldas, astronautas, artistas, cocineras, nanas, dentistas, futbolistas, boxeadoras, cargadoras y muchos oficios más. También son excelentes coleccionistas, guardan el ombligo momificado del primer hijo, los mocos del pañuelo, el primer diente, el mechón de pelo, el garabato del kínder, la chambrita amarillenta, el gorro, el zapato, las velas del pastel, las fotografías, el ropón del bautizo, el recuerdo de los tres años y todo cuanto puedan tener en su cajita preferida. Son demasiado valientes, capaces de desactivar una bomba, un complot, crear un universo, pintar el cielo de colores, bajar una estrella, ser amiga de los Reyes Magos, viajar a la luna, hablar con los ángeles, llevar una carta al Polo Norte. Las madres también vienen de colores y sabores, las hay de un blanco inmaculado, morenas como la virgen, pelirrojas, negritas, albinas, amarillas, trigueñas y rubias como el trigal; algunas saben a chicle, a tutifruti, a manzana con caramelo, a dulce de tamarindo, a algodón de azúcar, a nieve de limón, huelen a fresa, a malvavisco, a viento fresco, agua de mar, lluvia de mayo, a violetas, a gardenias, a jazmín. Las madres no duermen, cuidan los sueños, espantan los monstruos, caminan de puntitas, sonríen, aun cuando el dolor las hiera, cuando tienen miedo y ganas de llorar. Regalan abrazos, millones de besos, saben de paciencia, cuentan hasta el mil y vuelven a contar. No hay madre perfecta, también se equivocan, toman decisiones, no puedo juzgar, madre solo hay una suelen comentar, por nueve meses, su vientre es luna llena, camina feliz, sabe esperar. Las madres son en la primera infancia la protección, luz divina, puro amor, en la adolescencia fastidian, son tolerables, llega la juventud y son obsoletas, no entienden que su hijo ya creció, cuando las madres envejecen, son una carga, un estorbo que nadie quiere llevar, duele saber que cada madre tiene fecha de caducidad, no trae instructivo, para saber cómo se debe cuidar. Quienes tienen la dicha de tener una madre, no esperen que muera para extrañarla, para lamentar su ausencia, cuiden de ella, como ella los cuidó, no sé es madre solo el diez de mayo, ni el día de su santo, ni cuando recuerdan que en casa espera una visita, una llamada, un poco de amor, honra tu linaje, bendice a tu madre que te lleva en sus brazos por la eternidad. “Tuve que creer en una madre que me enseñó a creer en mí” Maestra Lorena Reséndiz

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