viernes, mayo 3, 2024

AMORES ADOLESCENTES

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[13:38, 21/4/2024] Carlos Tizoc Mondragon: Siempre di por hecho que la más guapa del salón sería para el más galán y fortachón de mis compa-ñeros. No para mi-guelito: ñango y medio nerd, tímido para complicarlo más. Y de esta forma recuerdo que en la Secu tuve mi primer “ novia oficial “: “ Había tres amigas, y un día las llamó un tal Charlie :..”. si, así como lo leen: ellas se hacían llamar “ Los ángeles de Charlie “, por la serie policiaca que estaba de moda entonces, y por el hecho de ser una de ellas rubia, por no decir güera de rancho: Elvira, que luego sería mi novia, pues hasta su mamá me ofrecía lana para que la llevara al cine ( ¿ me estaría padroteando ?), pero mi orgullo de chavo pobre me impidió aceptar la oferta; la otra ángel era la más sexy y chamorruda de la escuela, muy formada para su edad ( “ acuerpadita “ diría Arreola ), con ropa de colegiala perversa y precoz, además de familia linajuda. Celia era pues el crush de todos los chamacos de la escuela, tenía hasta estilo para mirar la chamaca, y “ clase “ dirían otros. Pues bien, jamás pasó por mi cabecita calenturienta que tamaño forro podría ser mi noviecita santa, para envidia de todos, yo, el matadito, que gracias a ello formaba parte de la escolta de la bandera, que por entonces se supone éramos los de mejor promedio, marchando como robotito por tomarme muy en serio el papel, hasta tieso se podría decir, pero nunca imaginé ser elegido por la diosa Afrodita del colegio: Celia, la sabrosa, y en cambió me conformé con la Farrah Fawcett, que también era apetecible, pues era de las pocas rubias pecosas del plantel, aunque en mis sueños aparecía siempre Celia, y el que ellas fueran amigas cercanas lo hacía más prohibido: noviaba con una pero soñaba con su amiga, la cual nunca sería mi pretendida por no ser el más popular, el cual era Mauricio, un cuate alto, con cabellera de príncipe valiente, del cual estaba enamorada en secreto mi hermana, cosa que descubrí cuando vi que había recortado su foto y nombre del anuario, para guardarlo no sé dónde. En fin: así eran los amores adolescentes de mi época. Lo último que supe después de Celia es que al llegar a la prepa la coronaron reina de belleza, aunque para mi siempre fue la reina de corazones.
Escribe: Fernando Roque Soto Martínez

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