jueves, noviembre 21, 2024

IdeasQueAcomodaneIncomodanDeLorena   Y LLEGÓ CON LA NAVIDAD

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____ ¡Matías, Matías, ven acá! Gritaba a todo pulmón Alonsa, el aludido hizo caso omiso; con las manitas sobre el cristal viejo y opaco de la ventana, la nariz roja por el frío, miraba con curiosidad al cielo, un hondo suspiro escapò de su infantil pecho. volvió la cabeza para ver a su hermana que seguía llamándole, mientras apurada recogía los pedacitos de papel de colores producto de las piñatas que hacìa, esparcidos por el suelo.

___ ¡Ayúdame a recoger, sabes que te toca hacerlo, ven acá, apúrate, toma tu tè y acompáñame a entregar el pedido de piñatas a la tienda de don Memo!

____ ¡Ojalà le gusten y nos las pague bien!

___ Alo, ¿Cuànto falta para navidad? Decía ansioso el pequeño.

____ Ya falta poco, ¡Apùrate!

_____ ¿Es verdad que nacerà el niño Dios y nos traerà regalos? Prosiguió con sus preguntas.

_____ Si, si pronto va nacer y quizá traiga algunos regalos, recuerda que cada vez hay más niños que piden regalos, deja de hacer preguntas, ¿Ya tomaste tu té?

Matías seguía con su interrogatorio.

___ En la casa de Beto no llegará el niño Dios de la navidad, me lo dijo en la escuela.

____ Él que sabe, no hagas caso; respondió la chica molesta.

Caminaron apresurados hacia el pueblo, la mañana era bastante fría, Alonsa apenas podía con la pila de piñatas que llevaba, su pequeño hermano apenas si podía seguirle el paso, que no dejaba de hablar de la navidad, le contó que Beto le dijo que no escribiera cartas, que el niño Dios solo traía regalos a los niños ricos, que su mamá decía que para los pobres no habría regalos.

Llegaron a la tienda, don Memo quedó complacido con las piñatas que hizo Alonsa.

___ Eres muy buena y creativa haciendo estas piñatas chamaca, tienes diseños muy originales, creo que se venderán bastante bien.

____ Matías, ¿Hoy no vas a pedir las galletas de siempre? Preguntó el tendero al niño que miraba admirado unas hermosas muñecas de la vitrina.

____ ¡No! Quiero esa muñeca que tiene ahí en esa caja roja.

Ambos lo miraron sorprendidos ante la petición.

Alonsa le dijo extrañada: ____ Matías, las muñecas son para las niñas, pide otra cosa, ¿Qué tal ese carrito de bomberos que has querido tener?

___ ¡Ya sé que las muñecas son para las niñas! No la quiero para mí, la quiero para dar un regalo.

____ ¿Un regalo? Preguntó la hermana

____ ¿Para quién es el regalo? Preguntó nuevamente.

____ No te lo voy a decir, ¿sí me la compras Alo? Insistió Matías.

_____ Está bien, dijo la hermana aún con la sorpresa ante la petición, solo porque me ayudas con las piñatas, aseveró la chica.

____ ¿La envuelve bien bonito para un gran regalo? Dijo Matías a don Memo que no entendía por qué el niño hizo esa petición.

Alonsa miraba con ternura a su hermano, sus manos llenas de engrudo se movían diligentes. Matías ayudaba a pegar papeles de colores para las piñatas, no paraba de hablar, parecía un lorito, le decía. A sus catorce años era responsable del niño, hacía tres años que su madre se había ido a los Estados Unidos con su comadre, según ella para buscar un mejor futuro para sus hijos, el padre había muerto y la situación económica era precaria, Matías tenía tres años cuando su madre se fue, ella, solo once años, nunca mandó dinero, no se comunicaba y tal parece que se había olvidado de ellos.

Matías había iniciado el primer año de primaria, desde que entró a la escuela no hablaba más que del regreso de la mamá, ella no sabía de dónde había sacado esa idea, pero éste aseguraba que su mamá llegaría con la navidad, cuando naciera el niño Jesús. Alonsa pensaba que su madre había sufrido algo muy fuerte como para que se olvidará de ellos, era una madre amorosa, no era capaz de abandonarlos a su suerte, la comadre le aseguró que allá ganaría muy buen dinero para mandarlos y en un par de años se regresarían.

Alonsa era muy lista, aprendió a hacer piñatas, dedicaba las tardes a su elaboración, por la mañana estudiaba la secundaria y enviaba a su hermano a la escuela, a su corta edad, se hizo responsable de la casa que había dejado su padre y de atender a su hermano.

Matías, desde tiempo atrás, al despertar lo primero que hacía era preguntar ¿Cuánto faltaba para navidad, ella preguntaba por qué tanta insistencia de saber el día de la navidad, el niño con una gran sonrisa afirmaba que su mamá llegaría con la navidad, junto a la ventana, miraba las estrellas, platicaba con ellas, decía que ellas escuchaban sus secretos? La chica ocultaba su tristeza. No creía que su madre llegará en esa fecha como afirmaba Matías, no tenía la misma fe que su hermano, esa esperanza para ella era imposible.

Eran vísperas de navidad, Matías entró corriendo al llegar de la escuela, aventó la mochila y le dijo con gran alegría.

___ Alo, Alo ¡Si va a venir mamá, sí va a venir mamá!

___ Cálmate, ¿Qué te pasa? ¿Quién te dijo tal cosa?

___ Lo dijo la maestra en la clase, ella dice que las mamás nunca se van y que en navidad todo puede pasar, porque las mamás llevan a sus hijos en el corazón, los cuidan siempre, además que cuando vea una estrella muy brillante en el cielo, es papá que me está cuidando.

____ ¡Sí llegará verdad Alo?

Ella no supo que decirle, la emoción del chiquillo la abrumaba, ¿Qué pasaría cuando fuera el día esperado y su madre no llegara?

Se llegó el tan ansiado día esperado por Matías, Alonsa se esmeraba en el arreglo del niño que sería el rey mago en la pastorela.

___ No me pongas barbas Alo, decía molesto.

___ Tengo que ponértelas los reyes son barbones.

____ Pero ¿Y si por estas barbas mamá cuando llegue no me reconoce? Y llévate la muñeca que escogí, cuando llegué le daré su regalo.

El corazón de la niña se contraía doloroso, no se atrevía a decirle que no estaba segura de que su madre llegaría, le pesaba la alegría del niño. La pastorela se llevó a cabo, Matías se desempeñaba como un gran actor, al punto de terminar la pastorela, Alonsa miró sorprendida como la carita de Matías se iluminó ampliamente, la felicidad irradiaba su rostro, atrás de ella su madre los miraba con inefable amor, al presentar a los participantes, Matías pidió el micrófono, con esa chispa que lo hacía especial habló:

____ Sabía que llegarías con la navidad mamita, la navidad es magia, te tengo un regalo, te quiero mucho mamá.

Alonsa miraba a su madre que emocionada abrazaba la muñeca que Matías había escogido para ella, fundidos en un abrazo no dijeron nada, las palabras llegarían después.

Escribe: Lorena Reséndiz Mendoza

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