El señor Gobernador Mauricio Kuri viaja más que el Presidente de Ucrania, país que está en guerra. He manifestado mis críticas al respecto, incluso adelanté una hipótesis totalmente equivocada: la política presidencial lo frenaría en su desbocada posibilidad de seguir viajando. Para que el lector tenga todos los elementos de juicio y forme su opinión personal, los antecedentes son los siguientes.
Mi escepticismo parte de que actualmente existen todos los instrumentos tecnológicos, como las video llamadas, por lo que sigo sin entender por qué el Señor Gobernador tiene que viajar personalmente y echando montón con funcionarios y empresarios. El argumento de que tenemos una cultura muy tocadora y que es más convincente el trato directo, me parece muy pobre, más aún cuando se transgrede la competencia del Gobierno, pues las relaciones con empresarios extranjeros en sus respectivos países corresponde a la Secretaría de Relaciones Exteriores, incluso las embajadas tienen personal especializado en esta promoción.
Los resultados de los viajes son confusos, marcados por una obsesión de colgarse medallas por esas visitas personalizadas. En el segundo viaje, mientras en los discursos oficiales tocaban las campanas presumiendo que se habían traído grandes inversiones, la empresa en sus boletines agradecía al gobierno que actuaran como apoyo financiero, dándoles el Señor Gobernador el dinero para la inversión. Esta contradicción nunca se aclaró.
En el último viaje se presumió que la empresa Bombardier abriría más fuentes de trabajo. En el mismo acto Éric Martel, ejecutivo de la empresa, anunció que la firma de capital canadiense, efectivamente, incrementará su planta laboral en Querétaro y que la decisión se había tomado hace tiempo después de visitar al Estado. En otras palabras el motivo del aumento en la plantilla laboral no era la presencia personal del Señor Gobernador sino resultado de una visita previa.
Y aquí viene mi metida de pata. Escribí: “Por un buen tiempo el Señor Gobernador y su comitiva de funcionarios y empresarios no saldrán al extranjero, no porque al gobierno le venga un acceso de lucidez y prudencia ante la crisis económica del país o por que descubran el ambiente de inestabilidad en la economía internacional. Esas son minucias. No viajarán porque López Obrador en su plan de austeridad canceló, por dispendiosos, los viajes internacionales. El Señor Gobernador tiene magníficas relaciones con el Presidente, no desafiará su programa de austeridad franciscana y guardarán los pasaportes”.
Obviamente no guardaron los pasaportes y los volvieron a sacar. Reconocida mi total equivocación, la pregunta sería: ¿Por qué al Señor Gobernador tampoco lo detuvo el debate nacional, de más trascendencia en la historia moderna del país, en la que está en juego nuestra democracia: la reforma electoral? Al respecto el Gobernador dijo con gran reiteración: “La veo – la reforma electoral- con mucha preocupación. Con mucha preocupación. Con mucha, mucha preocupación, la verdad es que nos ha costado tanto que hayan llegado partidos de oposición”. También le preocupa el aumento de casos en el Estado del virus del simio y el aumento de los precios de las tortillas. Tantas preocupaciones no fueron obstáculo para que realizara el viaje.
Aceptemos, el Señor Gobernador Mauricio Kuri ganó la elección y tiene derecho a imprimir su sello personal a su administración, En su línea ideológica considera que la principal función de un gobernador es una extensión del comercial: “Avon toca a su puerta”. Kuri se asume como un agente vendedor del Estado y por esta vía propiciar las inversiones. La política le aburre y sostiene que no hay mejor forma de impulsar la prosperidad y la igualdad social que el capital, por lo tanto el sector más importante del país es su etnia profesional de origen: los empresarios.
Por información o por deformación profesional, no estoy de acuerdo, pero es mi problema. ¿Qué me queda? La crítica y algunas propuestas de solución a mis denuncias. Por ejemplo. Mauricio Kuri nunca mencionó en el Plan Estatal que los viajes internacionales serían la clave de su política. Nos engañó, Tampoco difunde públicamente los acuerdos que llega en sus viajes; a los supuestos éxitos les pone reflectores, lo firmado permanece en lo oscurito; al proclamar muchos de los resultados exitosos, afirma; “En caso de concretarse” en pocas palabras, los supuestos éxitos están en el aire; obviamente tampoco difunde lo que nos cuestan los viajecitos.
Aunque no se trate de vender nada, estoy seguro que ahora no voy a cometer una pifia. El Señor Gobernador hará una pausa en su vocación mercadotécnica y manifestará públicamente su postura en relación con la reforma electoral, pues según él afirma, lo tiene muy preocupado. Insisto, eso dice.
Escribe: Edmundo González Llaca
