viernes, abril 26, 2024

#verdadesqueacomodaneincomodandelorena ¡SI SE PUDO!

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¡Sí se pudo! Escuché alegre a una madre de familia decirme, mientras me mostraba orgullosa el ACUERDO número 16/06/21 emitido el martes 22 de junio del presente año, en el cual se regulan las acciones específicas y ordinarias relativas a la conclusión del ciclo escolar 2020-2021. No desconocía el contenido de dicho documento, es increíble cómo la Secretaría de Educación Pública saca un acuerdo tras otro, parece que emite uno, no le parece y, fácilmente, como as de la manga ya tiene preparado el siguiente. Este acuerdo prioriza que la educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de Derechos Humanos e igualdad sustantiva, promoverá “la honestidad”, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza – aprendizaje, así como el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y “participación” en los servicios educativos. Mi participación esta semana, hablará de este acuerdo, y, espero que los lectores no se sientan ofendidos, tengan una apertura a los comentarios que aquí expondré. El comentario de la madre de familia con la que inicio este escrito de ¡Sí se pudo! Fue debido a que su hijo, durante el ciclo escolar que está por concluir no envío ninguna evidencia del trabajo realizado en las clases a distancia, debo aclarar que no fue la única. En las juntas de consejo Técnico que, religiosamente se llevaron a cabo cada viernes último de mes, se hizo como mandamiento, el rescate de los alumnos con los cuáles no había comunicación, la pregunta obligada: ¿Qué estás haciendo tú docente de grupo por esos alumnos? ¿De qué manera vas a lograr que continúen con su proceso de lograr los aprendizajes esperados? ¿Qué estrategias hiciste, haces o harás para recuperar a esos alumnos? Incluso se nos llegó a pedir que acudiéramos al domicilio del alumno por él. Como docentes esgrimimos todo lo inimaginable en estrategias, recursos, señuelos, actividades y demás para lograr integrar a esos alumnos con comunicación inexistente a que se apropiarán del conocimiento y enviarán evidencias de su participación al docente. Se hicieron grupos de whatsApp, correos, llamadas telefónicas, recados enviados con la conserje, la vocal, el conocido, el pariente y nada, solo faltó que aprendiéramos a enviar señales de humo a los padres de esos niños y no hubo respuesta. Se nos dijo también, que nos pusiéramos en el lugar de los padres, que fuéramos empáticos, flexibles, resilientes, quizá, no la estaban pasando nada bien, atender la parte socioemocional de padres y alumnos, pensar en una estrategia que llevara a que entendieran y canalizaran sus emociones, cada escuela puso en marcha un plan de acción y ¡No se pudo! La participación fue la misma, cumplieron los padres que en clases presenciales están al pendiente de sus hijos, los que acuden a juntas, los que se interesan por conocer al docente, preguntar cómo ayudar a que sus hijos realicen un buen desempeño, apoyan en la escuela, conocen como es el desempeño de su hijo en el grado que cursa, que saben las cosas que el alumno debe portar en la mochila, pero esos padres que de todo reclaman y nunca asisten, aquellos que conocemos cuando surge un problema, cuando su hijo egresa, cuando hay que reclamarle al docente por qué su hijo va mal, ¡Olvídenlo! Si no se aparecían cuando no había pandemia, ahora que se presentó ¡Imposible! Cuidan la salud e integridad del alumno y la familia. Mi reconocimiento y respeto a todos esos padres que montaron una escenografía al igual que los docentes en su casa, el salón de clases, la dirección, el patio de recreo y que apoyaron en la medida de sus posibilidades a que sus pequeños hicieran las actividades que los docentes enviaban, que con sus carencias y limitaciones enviaron trabajos, actividades, que contrataron internet, que incluso, se endeudaron con un dispositivo digital para que sus hijos cumplieron y continuarán su aprendizaje en casa. Para esos padres que no se esforzaron por ayudar a que sus hijos, mínimo hicieran el mínimo de esfuerzo, que accedieran a las clases por televisión, a los que nunca contestaron un mensaje, a los que hicieron caso omiso a los recados y malabares de los docentes, ¡Sí se pudo! Este acuerdo dice que no se podrá reprobar a ningún alumno, que aquellos que no presentaron absolutamente nada de evidencias ni se comunicaron, pasarán al grado o nivel siguiente, total, los docentes que los reciban, tendrán un período extraordinario de recuperación para garantizar su permanencia y tránsito. Señalé la palabra “honestidad” y “participación en los servicios educativos” les preguntó a los lectores, ¿Estamos hablando de esa honestidad al pasar alumnos que no realizaron ningún esfuerzo desmotivados por los padres de familia? ¿Habrá el interés de los padres porque sus hijos permanezcan y transiten en la escuela? Hablar de todo el acuerdo no tiene caso. Hoy 24 de junio, 10:30 pm llega un oficio al WhatsApp personal, reiterando que en virtud que prevalece la emergencia sanitaria, puntualiza nuevamente lo que dice el Acuerdo arriba mencionado. Ya no sé qué decirle a esta mamá que ufana dice que no puedo reprobar a su hijo, lo dice clarito la SEP me aclara, o soy yo la que no entiende que ir contra el sistema, es nadar contra corriente. Maestra Lorena Reséndiz

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