La corrupción representa un verdadero cáncer que aqueja y que socava a nuestra nación; no es un mal exclusivo de nuestra sociedad, lo es también a nivel mundial. Y los ejemplos son múltiples, en la gran mayoría de los países, de las organizaciones, sean de la índole que sean estas, son del conocimiento del mundo. Esto desde luego, no debería ser un consuelo para nosotros. Debe ser un motivo para exterminarla.
La metástasis se bifurca y es así que aparecen los siguientes tentáculos: abuso de poder, tráfico de influencias, compadrazgo, amiguismo, soborno, cohecho, mal uso de los conocimientos, fraude, aceptación de obsequios a cambio de favores, mismos que se integran como un gran sistema de corrupción administrativa.
Un análisis causa-raíz nos lleva a determinar que el principal factor de criticidad de los grandes problemas de México lo representa la corrupción, por encima de otros, igual de dañinos, pues este mal tiende a amenazar la gobernabilidad del país.
Este mal es causal de la ineficacia, ineficiencia, parcialidad, ilegalidad, deshonestidad y falta de transparencia y rendición de cuentas que impacta directamente en el uso de los recursos públicos y el ejercicio del quehacer gubernamental, aparte de que también tiene como efecto, el debilitamiento de la democracia y la viabilidad para la conducción de un proyecto integral que genere rendimiento y bienestar social para todos. Todo se va a por un drenaje inmundo de aguas negras.
Es tiempo de que el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) empiece a operar y ofrezca los resultados para los que fue creado y se dé un efecto sistémico y sinérgico entre órganos tan importantes como la Fiscalía General de la República, la Secretaría de la Función Pública, la Unidad de Inteligencia Financiera, la Auditoría Superior de la Federación; que actúen coordinadamente, que quede fuera el celo profesional, la envidia. Que se anteponga por encima de todo y de todos, el interés superior de nuestro país.
Que se llegue hasta el fondo con este asunto de los video – escándalos, tope donde tope. Ya estuvo bien de tantas componendas y saqueo impune del país. Que la corrupción no siga siento un motor que impulse el desperdicio de recursos presupuestarios que de manera constante y sostenida están generando y debilitando indiscriminadamente el desarrollo económico del país y con ello afectando el bienestar de la sociedad. Todo lo anterior incentiva los niveles de evasión fiscal, la política de distribución de la riqueza se ve mermada, se genera el clientelismo y por ende el desvío de recursos que bien podrías ser canalizados a los programas sociales, afectando la posibilidad de combatir la desigualdad social cada día más lacerante.
Sería conveniente que así como se ha manejado el “criterio de oportunidad” en el caso Lozoya, se privilegie con toda la confidencialidad requerida la protección de ciudadanos(as) denunciantes de algún acto de corrupción. A efecto de que al respecto se registre una intensa actividad en materia de anticorrupción. Todo lo anterior para prevenir, investigar y castigar de manera expedita y contundente cualquier corruptela. Que se ponga un alto total a la impunidad.
Un rol importante en el combate frontal anticorrupción lo lleva a cabo la Secretaría de la Función Pública SFP (antes del tubo) ya que es la Dependencia responsable de inhibir y sancionar las prácticas corruptas dentro de la administración pública federal. Así mismo, la labor de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) como órgano fiscalizador (al final del tubo) es fundamental, ya que realiza distintos tipos de auditorías a programas financiados con recursos federales y –a partir de la reforma de 2015- también de las participaciones transferidas a los Gobiernos estatales y municipales, con el propósito de mejorar el ejercicio del gasto y acotar los espacios para el mal uso de los recursos públicos.
Ya es tiempo de que la SFP del Gobierno Federal justifique su existencia conforme a su estatuto orgánico o manual de organización, que no sea lo que desde siempre ha sido en sexenios anteriores, es decir, una “tapadera” de actos corrupción.
Pareciera que le falta “ponch” a esta Secretaría. No marcha al mismo ritmo, por ejemplo, de la Unidad de Inteligencia Financiera, o hasta de la Fiscalía General de la República, “que ya es decir”.
Que no sé actúe de manera similar, como en el caso de “La Casa Blanca” de Peña Nieto, mismo en la que el entonces Secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, de manera vergonzosa absolvió al expresidente Enrique Peña Nieto, quien había sido exhibido y acusado derivado de la investigación periodística dirigida por Carmen Aristegui. Esta Secretaria, con la pena, “ha nadado de a muertito” y conste que tiene “mucha carnita” para proceder. Hay que aplicarse, tiene excelentes cartas credenciales que acreditan sus capacidades. ¡¡ Demuéstrelo por favor !!. las actuales circunstancias así lo reclaman. Se está viendo lenta.
Haga bueno usted y todo el Sistema Nacional Anticorrupción el lema: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”. Don Jesus Moreno Trejo