sábado, noviembre 23, 2024

Dios y diablo: México en el nuevo siglo #IdeasqueAcomodaneIncomodandeLorena

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Ahora que veo a México invadido por la violencia irracional, la ola de asesinatos en los cuales no solo mueren quienes la deben, sino también seres inocentes que estuvieron con la familia y el lugar equivocado, me aterra saber que la crueldad crece día a día. Al igual que todos ustedes, que toman un tiempo para leer estas líneas, tenemos familia, yo deseo un México libre de violencia, en el cuál mis hijos, mis hermanos, mis sobrinos, mis nietas, mis amigos, mis conocidos caminen con libertad y seguridad, no encontrarse en medio de una balacera, de un asalto, de una agresión en la cual su vida corra peligro o se pierda. Tantas mujeres y hombres desaparecidos, infinidad de fosas clandestinas en las cuáles muchas madres buscan a sus hijos, muertes impunes, y, parece que, en mi país, no hay quién aplique la justicia, como si no pasara nada, los llantos, el dolor, la búsqueda no conmueve a una sociedad que parece inmutable, que no le duele el acontecer de tantas familias, quizá hasta que lo viva en carne propia, se dará cuenta de la impotencia de ver la indiferencia de todos aquellos que nos rodean, de las mismas autoridades, a veces, de la misma familia.
Cuando leemos hechos violentos en otros estados, suspiramos con alivio y decimos, “mataron a personas en un ataque armado” suspiramos y decimos que pasó en otro estado, y no damos importancia al hecho, sin embargo, ahora que dentro del vecino municipio de Tequisquiapan, en un rancho de la comunidad Tejocote sicarios abrieron fuego en contra de las personas que ahí se encontraban y hubo varios decesos, crece el temor, no estamos exentos de que sigan ocurriendo actos de este tenor, y preocupa, sí señores, preocupa que nuestro estado se convierta en otro Guanajuato, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Estado de México, en los cuales, la cifra de decesos y desaparecidos es impresionante.
Vivimos en un país hermoso, lleno de bondades, que abre los brazos a todo aquel que llega, que a manos llenas nos brinda todo cuanto sus tierras fértiles producen, fuimos escogidos por Dios al nacer en esta patria, sin embargo, ahora, me duele pensar que esa tranquilidad que se respiraba y se vivía, se está acabando, me lastima la indiferencia y apatía de los que caminan con prisa, si ver los ojos de los demás, sin brindar una sonrisa, un gesto de solidaridad, brindar una mano amiga, cuidar a los demás y cuidarnos, hacer un frente común de protección, pero a veces nos olvidamos de comunicarnos, nos encerramos en el orgullo, en la soberbia y superioridad, en creer que no necesitamos de los demás y vemos un país que se desquebraja, pensar que abrazos y no balazos es la solución, si quienes dan los balazos no siguen esta filosofía.
Es momento de cuidarnos, de ver por los demás, acompañarnos, mostrar de qué estamos hechos, tener los ojos abiertos sin jugar al héroe, desatar el miedo y hacerle sentir a quien lo necesite que no está solo, cuidar a nuestros hijos, a nuestros amigos, alzar la voz, denunciar las injusticias, rescatar de las manos de la violencia a este México nuestro, herencia de nuestros padres, abuelos, de aquellos que alguna vez soñaron con un país libre, en paz.
Dios y diablo parecen enfrentados, tiembla la tierra, el cielo no derrama el agua que la vida hará brotar, rugen armas por doquier, ayes de dolor se escuchan y miles de rostros conocidos y desconocidos que no volveremos a ver deambulan por doquier, la eterna guerra del bien y el mal, ¿Quién triunfará?

Escribe: Lorena Reséndiz

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