San Juan del Río, Qro., Agosto 02 del 2023.- Buen miércoles tengan l@s lector@s de este espacio y este día les encuentre gozando de cabal salud. Comienzo con la afirmación de que el país, siendo como es, un mosaico de realidades, ha desplegado ante nuestros ojos escenas que responden a un solo motivo: la –al parecer- ausencia de orden, las muchas opiniones, o la total ineficacia para atajar (el gobierno) o entender (los ciudadanos) el mal esparcido en el espacio nacional, tan de vario género que hay que respirar dos veces para actualizar la agenda mental del día anterior. A finales del mes pasado nos encontramos con unas estampas muy floridas, como sacadas de las monografías que acudía una a comprar para hacer la tarea hace unos 30 o 40 años. Me parecieron más bien cromos de calendario, hasta que me percaté de que las chicas chihuahuenses con cananas y sombrero de fieltro café estaban recién arregladas y muy prendidas junto a un sonriente y feliz presidente de la República. Se celebraba –por parte del gobierno- a Francisco Villa, nacido el 5 de junio de 1878 en La Coyotada, municipio de San Juan del Río, Durango; y asesinado el 20 de julio de 1923, en Parral, Chihuahua : José Doroteo Arango Arámbula fue su verdadero nombre, el cual cambió con el jefe de su banda cuando éste resultó herido y lo nombró su sucesor.
Jefe de gavilla, dedicado al abigeato, al asalto, al reparto de algún dinero obtenido entre pocos pobres, se hizo héroe de los más necesitados que debieron recibir alguna limosna y ayuda sincera de su parte, pues si contamos el número de caballos que consiguió para sus tropas, las armas, los cañones, la ropa; alimentos, el ferrocarril del cual dispuso, etc.,etc., poco debió dejar para los pobres, que no fueran las soldaderas de su ejército personal. He revisado mis libros de la Revolución Mexicana y sólo delincuencia encuentro en su vida, asesinatos; dos ocasiones cuando abandonó a las tropas que le pidieron apoyo. Dos veces Madero le salvó la vida y una se tiró a los pies de Victoriano Huerta para que no lo matara. Casado 23 veces, tuvo la puntada de adoptar 300 niños huérfanos que le fue a dejar a su esposa que vivía en la Quinta Luz, en la capital de Chihuahua. Eso sí, en cada etapa resaltó una constante: Villa no quería obedecer órdenes de nadie, y muy pocos militares decentes, querían tenerlo sobre sus cabezas, excepto Felipe Ángeles. Coincidían en que era un vulgar asaltante y así seguía comportándose aunque fuera general, cada vez que su gente se daba al saqueo. Esa era la única forma que tenían aquellos hombres y mujeres de cobrar algún salario por sus servicios. Cada sexenio reinventa a sus “héroes”.
Todo esto viene a cuento porque he estado estudiando el marco educativo de México. Son de admirar los esfuerzos postrevolucionarios para llevar educación a todo el país, logro que se llevó al cabo con los gobiernos emanados de la Revolución. ¿Hubo indoctrinación? ¡Claro! Pero también tenemos que pensar en que los intelectuales que llevaron a cabo esta cruzada de educación nacional, hasta llegar a la construcción de nuestra gran Universidad Nacional (UNAM) y al Instituto Politécnico Nacional, tuvieron que darle a las juventudes una patria de la cual se sintieran orgullosos y pertenecientes. Nuestra educación y formación obedecía a estos fines, y no sé su usted, pero conmigo lo lograron. Soy una tan orgullosa como ahora decepcionada mexicana. Pero aún no me vencen las adversidades.
Tras mucho buscar, por fin tuve acceso a los tristemente famosos libros de Texto, ya célebres aunque aún no salgan a la luz, pero en un país dividido no faltan las traiciones de confianza y todo llega a saberse. ¿Tengo credenciales para hablar? Como educadora, no; pero como persona educada que ha estudiado durante toda su vida, si.
En el supuesto de que fuera madre de familia de menores en primaria/secundaria, de ninguna manera quisiera que esos libros, salpicados de faltas de ortografía, de precisiones, ayunos de ciencias, reglas del lenguaje, ausentes de matemáticas, geografía y demás etcéteras, fueran a caer en manos de mis hijas/os. Ahora sí, llegaría hasta donde la Unión de Padres de Familia me apoyara para evitarlo… Y mire usted, lo que es el cerebro de una madre: Soñé que el responsable de todo este dinero desperdiciado que cuesta hacer millones de libros de texto, Marx Arriaga, era como otro Pancho Villa en la 4T: Saquea las mentes de los niños que más necesitan de una educación de calidad; de las niñas y niños de escuelas públicas y –peor- de las rurales (donde mi hija trabaja), que ahí tienen todas y las únicas las posibilidades de salir adelante, progresar, dejar atrás la pobreza o salir de un ambiente miserable. ¿Por qué condena a la infancia ese ladrón?
Escribe: Guadalupe Elizalde